Un grupo de investigadores provenientes de la Universidad de Yale han creado un plástico que es totalmente biodegradable, y es obtenido a partir de polvo de madera. Ellos utilizan un disolvente biodegradable con el fin de reducirlo a una suspensión de polímeros orgánicos, y celulosa entrelazada con hidrógeno a nano-escala. Con ello obtuvieron un bioplástico lo suficientemente bueno como para competir con los plásticos convencionales.

Entre los experimentos a los que se sometió el bioplástico destacaba el enterrarlo bajo tierra durante un tiempo para ver cómo evoluciona. Mientras que un plástico convencional requiere de miles de años para degradarse, el bioplástico que fue creado por los investigadores acabó fracturado en dos semanas y a los tres meses ya se había degradado por completo.
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